AMOR VERDADERO, AMOR PROPIO Y REALIZACION INTERNA


Les dejamos estos párrafos del Conocimiento del conocimiento Madú de Jess que describen la realidad del Amor Propio y su relación con el Amor Verdadero…El Amor Divino Universal, Esencia de todo lo que Existe. También en el segundo apartado se comparte un texto de Martha, hija y discípula de Madú Jess, que explica la relación entre el amor propio y autoestima:

El amor propio no solamente os ciega, sino que, además, os incapacita para la Proyección Amorosa. Retaceáis esa Proyección, por cuanto mucho de ese Amor que debéis Proyectar, lo ha absorbido para sí mismo vuestro ser; y ¿qué “parte” de vuestro ser es la que absorbe esa Vibración maravillosa...? La más baja, la más densa..., vuestro “yo” humano. Y al absorber vuestro “yo” humano, esa Vibración maravillosa “apropiándose” de ella, la trasmuta, transformándola en algo denso como su propia vibración.

No os canséis jamás de analizaros en ese sentido; todo, absolutamente todo lo que penséis, lo que sintáis, lo que realicéis, hacedlo pasar por el crisol purificador de la Verdad contenida en las Enseñanzas y, entonces, desmenuzaréis perfectamente cada una de las vibraciones que contienen vuestros pensamientos, sentimientos y hechos y podréis constatar, así, cómo en la mayoría de esas vibraciones domina la vibración de vuestro amor propio.

No nos cansaremos nunca de insistir sobre la necesidad de la superación del amor propio, porque el amor propio es el polo opuesto al verdadero Amor, es el Amor trasmutado; lo que quiere decir que todo lo positivo y maravilloso del Amor, se ha trasmutado en algo opuesto y, por lo tanto, negativo. Ya sabemos, por Enseñanzas anteriores, que amor propio es la transmutación realizada por el ser humano, de la Vibración de Amor proveniente de la Fuente Creadora, que lo inunda, como a todo lo Creado.

Esa transmutación es la que ha llevado a los humanos a los mayores desastres y a los más nefastos errores y claudicaciones, conformando así la vibración del Mundo en el que estamos viviendo ahora. El humano, como Ser Espiritual encarnado, claudicó una y muchas veces, prefiriendo el bien material al Bien Espiritual; porque su calidad de Ser Espiritual le imponía sacrificios y renunciamientos que no deseaba efectuar y, en cambio, inclinándose hacia su “yo” inferior, hacia su aspecto humano, podía obtener la satisfacción de placeres y egoístas ambiciones, que son las “necesidades” con las cuales apremia al ser humano el amor propio.

Así como el Amor en su estado de pureza, en su estado natural Divino lleva al ser humano a los impulsos más sublimes de altruismo, fraternidad, sacrificio y olvido de sí mismo; el amor propio, que es la transmutación de ese Amor maravilloso, lo impulsa al egoísmo, al engaño, a la ambición y aun al crimen, es decir a todo lo opuesto a lo que lleva el Amor en su estado natural positivo.

El resultado evidente de esa transmutación del Amor en amor propio es el dolor en el que actualmente está viviendo la Humanidad, y su “clima” mental y emocional intensamente negativo. Debemos pensar que, así como nuestro mundo, que está en un “punto” determinado de la Evolución en él, alberga a una Humanidad doliente, que arrastra una vida tan penosa, también hay otros mundos en el mismo “punto” de la Evolución en ellos, en los cuales viven humanidades a las que, en el proceso de su Trayectoria Evolutiva, no les es necesario Trabajar en forma tan dolorosa.

Nuestro planeta es un planeta al cual vienen a Trabajar seres que no solamente están en un “punto” Evolutivo acorde con el “punto” de la Evolución en el planeta, sino que, además, necesitan Experimentar y Trabajar dolorosamente; porque tienen deudas con la Ley del Amor. Pero, si estando en el mismo “punto” de Evolución, no tuvieran deudas que pagar deberían ir a otro planeta, en el mismo “punto” de la Evolución en el que está la Tierra, pero en el cual la vida no fuese dolorosa.

MADÚ JESS


CONCEPTOS SOBRE AUTOESTIMA Y AMOR PROPIO

 

En todo momento debemos tener presente, con gran Felicidad Espiritual, que somos Esencia Divina, que Somos Divinidad; por lo tanto, no tenemos ningún derecho a no respetarnos, sería no respetar a la Divinidad que nos constituye. Este es el sentido, traduciéndolo a nuestras experiencias humanas, a nuestras relaciones sociales y a nuestros temores, con respecto a la imagen de nosotros mismos, cuando nos veamos tentados de sentimos menos que otras personas. Cuando creamos que no tenemos derecho para hacer el Bien. tengamos presente que ese es el derecho que nos asiste siempre: el derecho de hacer el Bien y también el de hacernos el Bien sin daño hacia nada ni hacia nadie; ni siquiera hacia nosotros mismos.


Cada vez que en este sentido creamos que estamos limitados, en realidad estamos cometiendo un pequeño gran error, pues estamos llevando a la dimensión humana -y limitada- una Realidad Espiritual que es Todopoderosa e ilimitada.

 

Debemos estimamos a nosotros mismos. Debemos ser nuestros mejores amigos, no debemos depender de otros: sí debemos desear Servir al otro, amar al otro, estar con el otro, pero nunca depender del otro. Porque en la Divinidad nada depende de nada.

 

DIOS ES Y ES EN NOSOTROS

 

Es como en la Naturaleza. En un sistema de la Naturaleza, por ejemplo, que podríamos llamar ecológico, todos son necesarios, todos Sirven unos a los otros y nadie depende del otro para existir, para Ser.

 

Las plantas, el agua, los insectos, las estrellas, cada uno tiene su brillo propio y maravilloso. Lo mismo ocurre con cada uno de nosotros. Esto no debemos considerarlo amor propio; debemos amarnos a nosotros mismos; en la medida que nos amamos a nosotros mismos tenemos la capacidad de Amar al otro.

 

No confundir amor propio, en el sentido negativo del término, (que significa amarse más y primero a sí que al otro); con Amor a sí mismo porque Existo. Si me Amo no puedo proceder en contra de las Leyes Divinas, porque proceder en contra de las Leyes Divinas me produce un efecto doloroso inmediata o posteriormente; por lo tanto, ese llamado amor propio sería la inversión del Verdadero Amor, cuando uno se ama a sí mismo perjudicando a otro y pensando siempre primero en uno, en realidad, eso no es Amor.

 

Es una cuestión de semántica; es una cuestión de palabras, no es malo amarse a sí mismo. Por convencionalismo, a ese egoísmo lo llamamos amor propio; es nada más que una forma del hablar cotidiano; pero, para ser exactos, mejor lo deberíamos llamar egoísmo. En realidad, debemos Amarnos a nosotros mismos exactamente igual que a los demás: en nuestra Esencia. Si somos capaces de Amarnos así, en nuestra Esencia, procederemos siempre de acuerdo con la Ley del Amor y seremos, en consecuencia, FELICES.

 

En síntesis, para hablar con palabras comunes: seamos nuestros mejores amigos, estemos contentos con nosotros; démonos el derecho al error para aprender; pero, al mismo tiempo, sepamos perdonarnos para poder perdonar. Perdón, en un sentido también coloquial; sabemos que la Ley Divina no castiga ni perdona, son siempre nuestros propios hechos, acciones y pensamientos los que nos producirán felicidad o dolor. Pero hablemos como lo hacemos comúnmente: si somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos y ser nuestros buenos amigos, también lo haremos con los demás.

 

MARTHA

Hija y discípula de Madú Jess