PERCEPCIÓN DE LA DIVINIDAD

En relación a la Percepción se hace necesario señalar que la dimensión Intuitivo-Perceptual no es lo mismo que las capacidades de Percepción extra-sensoriales, la Percepción y la Intuición ofrecen muchas mayores posibilidades de comprensión del Mundo Espiritual, es una dimensión de la psiquis humana que está presente desde los estadios más primitivos de la evolución, por lo tanto nos indica que es una necesidad primaria que tiene la finalidad de elevar la vida humana por sobre la excesiva influencia de lo material. En su desarrollo avanzado permite amplias posibilidades de conexión y contacto con las Esferas Espirituales Elevadas sin alterar el sentido común, ni el orden de la consciencia y el saber convencional humano, ello permite amalgamar fácilmente la vida humana común con la Realidad Universal sin verse afectado el sentido común y el sentido de realidad. 

Lo que en el Conocimiento de Madú Jess se señala como Idea Penetrada en vuestra mentey que desarrollamos en apartados anteriores pasa desapercibido a muchos seres humanos asiduamente y constituye un vínculo de comunicación Espiritual, que está presente en el ser humano desde sus primeras encarnaciones y que para Seres que tienen milenios de existencia en Trabajo Espiritual, es una realidad constante en el Flow de su consciencia humana. Ello ocurre siempre y cuando se esté en la Conexión Espiritual adecuada, sino también está presente, pero lógicamente puede estar fuera del orden de la Jerarquía Espiritual Positiva.

Todos tenemos una procedencia Espiritual que es nuestra morada y también nuestra Guía Intuitiva Interior, morada con la que estamos conectados siempre con Seres, que de una u otra forma se manifiestan en nuestra Dimensión Intuitivo-Perceptual. Ello ocurre cuando estamos encarnados, cuando estamos en el Espacio o en cualquier Punto del Universo y más en el curso de cualquier Estado de Consciencia que transitemos en el devenir de las diferentes pruebas o escenarios de superación y/o dolor/felicidad por los que transitamos.

Esos Contactos Espirituales antes mencionado requieren de ciertas condiciones internas para que sean más o menos fluidos y sin interferencias internas personales, interferencias propias de la materia y lo más importante de nuestra consciencia en el sentido de aceptar esas sugerencias y hacer el esfuerzo. Sin lugar a duda el pasado pretérito de la humanidad tiene una importante influencia atávica subyacente en el desenvolvimiento de la vida actual, por constituir un vector intenso en nuestra esfera consciente humana. Está influencia, por lógica, abarca todos los órdenes de la existencia, desde el escenario social, en el aspecto Espiritual e individual de los seres humanos y actuando como tendencias o fuerzas que están presentes en nosotros mismos, de manera tan consciente como alcancemos a Percibirlas.

Sin importar la forma expresa de esa influencia, ni tampoco sus orígenes biográficos o transpersonales, podríamos identificarla como el arquetipo de la sombra desde la visión de Carl Gustav Jung. Cabe señalar que en lo funcional, es un aspecto que demanda de nosotros la necesidad de un auto conocimiento y de tener la humildad necesaria para llegar a trascenderlo, de lo contrario por efecto de las Leyes Universales, nos traerá resultados análogos en nosotros mismos al efecto que causamos en nuestro entorno y en los demás por la falta de superación.

Mucho de aquello a lo que tiende el orden social moderno, se encuentra cimentado en una auto identificación e influencia de esa sombra de nuestro interno o más bien, podría decirse, se la confunde con aspectos positivos o necesarios, muchos son los síntomas sociales que evidencia esta realidad. Si consideramos, por ejemplo, el hecho de que existe un mundo que se debate en la gestión de la opulencia, mientras otra parte del mismo mundo muere de hambre como ocurre en el continente Africano, es evidente que el egoísmo prima sobre los valores y los derechos humanos que la misma sociedad opulenta sostiene como principios rectores de las sociedades.

Mucho de nuestra sombra se expresa o fluye desde lo que el Prof.Dr Philips Lersch denomina en su bibliografía como el fondo anímico y que sería un estrato de la constitución de nuestra personalidad humana que oficia como un centro, desde el cual fluyen aquellas energías que animan nuestra experiencia anímica y emocional-afectiva, ese estrato de nuestra constitución esencial desde el punto de vista del Conocimiento de Madù Jess, sería el Aspecto emocional-sensorial. A esa influencia anímica le podemos otorgar cualquier sentido o justificación racional, pero en su realidad Espiritual tiene una determinada calidad en relación con las Leyes que rigen el Universo y determina en gran medida, nuestro punto exacto de Resonancia con esas mismas Leyes.

En concreto, dentro del ámbito de nuestro Espíritu y su expresión en el medio físico, humano y psíquico subjetivo, se encuentran vectores de Energía que están relacionados a nuestras necesidades Evolutivas de superación y por lógica a nuestro Karma, en ese ámbito se encuentran vertientes que debemos potenciar y otras que debemos superar. Cabe señalar que todo lo externo, material y vivencial es un escenario que coadyuda a lograr esas superaciones necesarias y toda visión de la vida y la experiencia humana que no considere esa necesidad de superación de índole Universal, seguramente puede constituirse en un factor que nos genere experiencias contingentes repetitivas, experiencias que nos pongan a prueba para hallar la senda que nos conduzca hacia nuestra Ascensión Evolutiva.

La Divinidad Ama a Todo y a Todos en el Universo, a través de la Dimensión Intuitivo-Perceptual puede percibirse que el Amor Divino Universal está presente con todo su Potencial en todo punto del Universo y en este punto en el que nos encontramos, porque es la Energía que Crea y moviliza Todo lo que Existe. Todos los Seres del Universo Perciben esa realidad de Amor, porque la Divinidad acompaña siempre a Todos los Seres de la Creacion con su inconmensurable Amor, sin distinción de ninguna índole. De idéntica manera debemos Amar nosotros a todo cuanto Existe, a todos en su realidad individual y a todos como Conjuntos Percibidos, que en su máxima expresión son toda la realidad Universal Existente, ósea el Universo en sí mismo y todo cuanto en el Existe.

 

La Ley Divina señala como Senda Evolutiva y como Realidad Universal, al Amor Divino como Única Realidad Jerárquica en Todo el Universo, desde esa esfera de entendimiento, todo cuanto observemos y percíbanos debe recibir de nosotros el mismo Amor que recibimos de la Divinidad y que debe fluir de nuestro Ser. Si Amamos a algo o alguien debemos Amar y proyectar ese Amor extendiéndolo hacia la totalidad Universal, porque así somos Amados desde la Fuente Universal Divina que Creo Todo lo que Existe y así Es la Ley Universal que rige la Existencia.

 

Por Ley debemos asimilar la Verdad a través del Conocimiento de la Realidad Espiritual y alcanzar a Percibir nuestra relación Existencial con la Realidad Cósmica, Universal y Divina, para adecuar nuestra existencia personal, colectiva, social y en todo orden de magnitud a la Realidad Divina y para ello debemos Unirnos en Amor en Acción, discernimiento y en el desarrollo de una Ciencia Espiritual de la Vida que sea Fuente del pensar, sentir y actuar humano.